Mis queridos girasoles

Os puedo asegurar que estas fotos no estaban planificadas, normalmente las hago cuando estamos recién salidos, peinados, antes de que haya manchas, llantos de cansancio, chichones, jejeje.... Pero el sábado, cuando estábamos de vuelta a casa pasamos por uno de los maravillos campos de girasoles que ahora mismo inundan la provincia de Cádiz, y casi obligo al pobre Alex a dar un volantazo para caer encima de ellos.

Yo no se si es porque me hago mayor, o porque ver la vida a través de un objetivo, te cambia la percepción de la cosas. Pero últimamente tengo una sensibilidad preocupante, todo me parece bonito, y digno de ser inmortalizado. Y por si alguna os lo estáis preguntando, si, llevaba la cámara en el bolso. Un día me cuesta el divorcio, pero es que ya no puedo salir de casa sin ella, aunque no vaya a hacer nada especial.

Es imposible trasmitir con unas fotos (por lo menos con las mías), la belleza de esta curiosa flor y sobre todo el espectáculo que forman todas juntas, transformando los áridos campos del sur en interminables alfombras amarillas. Pero os aseguro que es algo digno de ver.

Un día de estos, de verdad que me estrello porque estos campos, me acompañan en mi ruta de coche matinal, y no puedo evitar mirarlos embobada. Entre eso y el sueño que llevo, mi conducción es más peligrosa que con unas copichuelas encima...

Creo además que es un color que da mucha alegría y energía. Si a eso le añadimos la luz tan increible que tiene Cádiz y que estamos en el mes con los atardeceres más bonitos, podéis enteder mi impetu por querer salir del coche y ponerme a correr entre girasoles como una trastornada.

Y no os voy a engañar, no me había dado cuenta de lo apropiada que estaba con mi peto vaquero hasta que edite las fotos. Pero tengo que recocer que este rollo granjera, me ha encantado....

Y aunque este post ha quedado un poco egoblogger, creo que después del video de ayer, ya nunca más volveré a tener vergüenza.

Aprovecho para darle las gracias a fotográfo, a ver si lo motivo un poco y va perdiendo el repelús que le da la cámara. No se si ha sido "chiripa", pero yo creo que no le han quedado nada mal. Lo mejor es que no para de decir tonterías entre disparo y disparo y así no hay quien pose, que es lo que de verdad funciona... En la primera foto, aunque no lo parezca me estaba tronchando de la risa.

Definitivamente, como dice mi marido, debo ser una de esas gallegas a las que se le han secado los pies, porque tengo muy claro que, mientras pueda........ yo me quedo aquí!!