Sevilleando

El sábado por la mañana se nos cruzo el cable y decidimos hacer una mini escapada a la CIUDAD (con mayúsculas) más cercana. Y es que, aunque no vivo en un pueblo, a veces echo mucho de menos todo lo que ofrecen las ciudades más grandes, y para ser más concreta, y aunque me debería dar vergüenza decirlo, lo que más echo de menos son las tiendas, y el ambientillo peatonal de un centro abarrotado en el que se respira consumismo...... jajajaja.

El plan consistía en centro por la mañana y Style outlet por la tarde.... (he debido ser muy buena esta semana)

La cosa fué tan precipitada que no pensamos mucho en el tiempo, es lo que tiene vivir en el sur, que al contrario que en Galicia siempre piensas que va a hacer bueno. Y la mañana estuvo un pelín tristona, incluso cayeron unas gotas. 

Aún así, Sevilla, como dice la canción, tiene un color especial.

¿Alguien me puede explicar el extraño fenómeno del estiramiento que sufren todas las prendas de lana de los niños?

Nuestro primer intento de tomar una caña fue en la Plaza del Salvador. Pero ya veis como estaba, imposible!.

Va a ser verdad esto de que los andaluces viven en la calle, y eso que ya os digo, que el día no acompañaba.

Y finalmente acabamos en el mítico Patio de San Eloy. No nos apetecía sentarnos a comer de plato, porque nos quedaba mucha tarde por delante y pensamos que un bocata rápido sería un buen plan. Pero aquí es cuando me doy cuenta de que me hago mayor. Este sitio, que en mi época universitaría me habría parecido perfecto, no me gustó demasiado. Te puedes poner morado de bocatas por 2 duros, pero yo creo que últimamente prefiero calidad en lugar de cantidad. Ah, y si me pueden servir en una mesita tranquila, mejor que estar a codazos en la barra. Lo dicho, estoy hecha una vieja pelleja...

Estas verjas en las puertas fué una de las cosas que más me llamo la atención cuando llegué a Andalucia. Recuerdo que le decía a Alex, pero cómo es posible que todas las casas tengan estos barrotes tan feos?. Y la verdad que es que ya no las veo tan feas, no solo porque me parecen necesarias, sino porque les estoy empezando a ver algo pintoresco.

Qué bonito es el centro de Sevilla!

Aunque os voy a contar algo que me da un poco de vergüenza de mi vida provinciana. Por un momento, mientras paseabamos por la calles peatonales me agobié un poco, me sobraba la mitad de gente. Eso de avanzar mientras te tropiezas con todo no me hace ninguna gracia. Como entiendo a Michael Dundee en su primer paseo por NY.... jijijiji

Mi niño guapo, que lo saco muy poco, porque al no ser tan payasete, me da menos juego con la cámara.

A Dios pongo por testigo que esta semana encuentro un hueco, huecazo, para ir a la pelu. No más fotos con falsas mechas californianas.

"Ale, dame un poquito de tu calipo"

Menudo día de "papá, me atas el zapato?". El año que viene solo bailarinas.

La Plaza de España, que me volvió a dejar con la boca abierta.

 Alejandro alucinado con las barquitas. Le dejamos al pobre con las ganas de montarse en una.

Y con las ganas de montarse en este cochebici, y en el caballo..... Lo de siempre, culoveo-culoquiero!

Si le preguntais a Blanca que es lo que más le gusto de Sevilla, os dirá los patos. Estuvo un buen rato cantándoles y haciéndo coreografías variadas para ellos. Bueno, menos en el momento traumático en el que encontró un pato muerto (foto 2), que tardaremos en superar.

Me encanta esta ciudad.

Y aunque en breve, no podremos ni pisarla por la altas temperaturas, volveremos!!!. A por las barcas, el caballo, las bicis....